Se vistió dado la hora que ya era. Intentó subir la larga cremallera de la parte de atrás, pero ni para arriba ni para abajo estaba completamente atascada, así que se quitó el vestido e intentó que el carro (de la cremallera) rodase sin conseguirlo. Ya nerviosa y cabreada le pegó un tirón tan fuerte que se rompió.
-¡Jope! ahora que me pongo. -Buscó en el armario y no encontró nada apropiado. Así que con todo el dolor de su corazón decidió no ir.
En la puerta de un restaurante un hombre miraba el reloj impaciente.
-¡Otra que me da plantón! -agachó la cabeza y se marchó...
Autora Verónica O.M.
Que mala suerte la de ambos, y esta vez nadie lo iba a dejar plantado. Abrazos Verónica.
ResponderEliminarPara Jhossef
EliminarUna cremallera cambió la historia.
Un abrazo Jhossef
El que dejara plantado a ese hombre por un simple "Que me pongo" deja claro (al menos a mi) que no tenía el mínimo interés en él.
ResponderEliminarEl pobre hombre creerá tener mal fortuna pero yo le diría que es todo lo contrario.
Besos!!
Para Nieves
EliminarNieves, pudieras llevar toda la razón.
Besos
Jolines¡ con la bata de estar en casa...
ResponderEliminarBss
Para MAR
EliminarJaja, no le parecería adecuada.
Besos
Cuando los hados no están de nuestro lado. UN abrazo. Carlos
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