-Ring, ring -dijo en voz alta el chico-
La mujer salió a abrir la puerta.
-Debes llamar al timbre.
-Ya lo se señora, ¿O es que cree que soy gilipollas? No hay luz, ¿O es que no se ha dado cuenta?
-Anda chico, que tienes mucha palabrería -la mujer le cerró la puerta en las narices-
-Vieja, y mala sombra. Y yo que venía a venderle un casette.
Por detrás de la puerta se escuchó una voz
-Ese te lo metes por dónde te quepa.
-Vieja bruja.
-Y tu tonto del retrete.
-Las hay descaradas.
-Descaradas si, pero no tontas.
Autora Verónica O.M.
bueno un cara dura jajaja besitosssss
ResponderEliminarMe recordó el trajín continuo de gente vendiendo todo tipo de cosas de puerta en puerta cuando era pequeño. Había de todo, y muchos bien merecían salir del portal con un buen portazo.
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
Vaya jaleo¡ jajaja
ResponderEliminarBss
Hola Vero, la venta casa a casa debe ser dura pero no se debe llegar al insulto si una no quiere nada. Todo verídico como la vida. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias a tod@s, por falta de tiempo...
ResponderEliminarBesos
Cuando son casos así, lo mejor hacerse el sordo y no abrir la puerta, nunca se sabe que puede pasar, el insulto no es necesario, pero sí la potección, hoy en día ocurren cosas que podrían evitarse.
ResponderEliminarEstamos un poco distanciadas, paso tarde y noto tu falta, el tiempo no llega a nada.
Te deseo un buen domingo.
Un abrazo.
Ambar