La niña recogía flores silvestres, pensaba que estaba por aquellos parajes sola, pero estaba equivocada.
Detrás de un árbol estaba escondido su vecino, un niño para nada agraciado y que a ella no le caía demasiado bien. Jamás habían cruzado una palabra, pero el estaba convencido que algún día aquello podría cambiar.
La niña, había conseguido un gran ramo que quería regalar a su mamá. Pero...
Cuando ya se marchaba tuvo la mala pata de resbalar, la niña gritó
- ¡Ay, ay, ay¡ se había hecho daño en las rodillas, y las flores quedaron extendidas por el suelo.
El niño, al ver aquel desastre salió de su escondite.
-¿Te has hecho daño? Te voy a ayudar.
La niña lo miró asombrada y balbuceó.
-Un poco. Gracias por ayudarme.
Era su héroe, y a partir de ahora sería algo más.
El niño cogió con sumo cuidado las flores, ninguna había sufrido daño alguno.
-Toma, tus flores.
-Gracias, son para mi mamá.
Autora Verónica O.M.
Una muy linda y tierna historia. Buena semana
ResponderEliminarPara Beatriz
EliminarMe alegra te lo parezca.
Besitos, buena semana amiga
Qué majo¡ qué esconderá el corderito manso? jajaa
ResponderEliminarBss
Para MAR
EliminarMuy majo, jaja esperemos no esconda nada.
Besos
ohhhh que bonitoooo a veces eso pasa que fijarse en el fisico no basta aunque niña ella se dio cuenta que era mas especial que los otros niños jajajaa besitossssss
ResponderEliminarPara EMBRUJO
EliminarJaja, por suerte para el la niña ya lo tiene en cuenta.
Besitos