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Una madre hablaba con su hija mayor. -¡A partir de mañana, te harás cargo de tu hermana pequeña!
-¿Y eso porqué?
Preguntó muy seria. Su madre se estaba pasando últimamente requiriendo su ayuda constantemente.
-¡Porque tengo qué trabajar! ¿O es qué crees qué vivimos del aire?
-Pero...
-Ni pero, ni peras, harás lo qué te mando y punto.
Al día siguiente se hizo cargo de la pequeña. Solo hacía qué llorar, comer, y manchar la ropa de lo qué todos sabemos.
Ya no sabía qué hacer para callarla. Pero una idea le rondó en su cabeza.
-¿Y si le meto... una de mis tetas en la boca?
Pensado y hecho. Cuando lloraba, le metía una u otra. La mocosa, no sacaba nada pero se consolaba y callaba.
Se había habituado la muy marranona.
Ya le estaban saliendo los colmillos, y dientecillos.
Los pezones, de su hermana estaban muy mordisqueados.
Un día, la madre la pilló in fraganti quitándose el sujetador.
-¿Qué es eso? ¿mordiscos? ¿Quien es el guarro que te hace eso?
-¡Madre, no tengo a nadie!
-¡Ni que fuera tonta!
Y como sabía, qué su madre no la dejaría tranquila confesó.
La madre, sabía qué aquello no estaba bien pero no pudo aguantar la risa.
-¡Jajajajajajajajajaja! Ve aprendiendo, qué eso es como los hijos pagáis a una por todos nuestros desvelos.
Autora Verónica O.M.
Aparentemente una buena solución. Pero al no sacar nada continuaba llorando ¿O no?
ResponderEliminarBesos Vero.
Para Pluma Roja
ResponderEliminarNo llora Aída, se ve qué está entretenida jaja
Besos, muy buena semana amiga...
Pronto aprendió los sinsabores de atender a desconsoladas criaturas jaja, besos!
ResponderEliminarPara silvo
EliminarLa bebé llorona tiene la culpa, jaja
Besos, muy buena noche Silvo...