De aquella conversación, habían salido grandes cosas.
Ya no tendrían que verse a escondidas. Ni hacer otras cosas tampoco, hasta que el amancebamiento se produjese. En eso había sido inflexible.
Acabada la conversación, Romeo se despidió hasta el día siguiente, claro está que con el padre de ella presente.
De todas formas, aquello era más de lo que podían esperar.
Julieta salió con él. Y en la misma puerta se despidieron. Se situaron detrás del árbol, allí su padre no vería el beso que se darían.
Y dicho y hecho, se dieron uno que los dejó sin aliento.
Pero la voz del padre los sacó del embobamiento.
Pero la voz del padre los sacó del embobamiento.
-Julieta, ya está bien. Entre para casa, y dejen algo para cuando vivan juntos.
-Ya voy padre, estábamos hablando.
-Si, si, hablando... Ni que uno fuera tonto, quizás piensan que nací viejo.
Romeo dijo adiós con la mano. Y ella entró para adentro. Con todo el dolor de su corazón.
-Anda, hija. Ni que no se fuesen a ver más. Pronto, pasan esas horas que les separan.
Ella ni contestó, pero si sonrió para sus adentros. Pronto viviría con el caballero de sus sueños.
La tendría bien abastecida. Por supuesto que de sexo...
Autora Verónica O.M.
Continuará
Ya queda poquito...
A esperar como dice el padre, sabo sin duda, besos!
ResponderEliminarPara Silvo
ResponderEliminarNo les queda más remedio, ya veremos como se comportan. El padre en cuestión de sexo ha sido inflexible, jaja
Besos, buen finde
Hola amiga, veo que tu pluma sigue haciendo de las suyas y me alegra mucho que así sea, a pesar de mis desvaídos, por una razón u otra, siempre regreso... va un cordial saludo enla distancia, Rodisi
ResponderEliminarPara RODISI
ResponderEliminarHola y bienvenido de nuevo...
Ya sabes que mi pluma (como dices) es inquieta, jaja
Un abrazo desde España, feliz domingo