Ya se había duchado y maquillado. El vestido que iba a ponerse estaba muy bien colocado y encima de la cama, esperando a que la mujer decidiera a ponérselo, pero no lo hizo hasta el último momento para que no se arrugase.
Se vistió dado la hora que ya era. Intentó subir la larga cremallera de la parte de atrás, pero ni para arriba ni para abajo estaba completamente atascada, así que se quitó el vestido e intentó que el carro (de la cremallera) rodase sin conseguirlo. Ya nerviosa y cabreada le pegó un tirón tan fuerte que se rompió.
-¡Jope! ahora que me pongo. -Buscó en el armario y no encontró nada apropiado. Así que con todo el dolor de su corazón decidió no ir.
En la puerta de un restaurante un hombre miraba el reloj impaciente.
-¡Otra que me da plantón! -agachó la cabeza y se marchó...
Autora Verónica O.M.